lunes, 30 de julio de 2012

¿Por qué está prohibido el afeitado?



Fui al mano a mano de Fandiño y Uceda Leal con toros de Carmen Segovia el miércoles pasado en Villalba.

Me resultó evidente que al menos el cuarto y el sexto toro estaban afeitados. Como sabéis yo de toros no sé mucho y justamente por eso creo que si a mí me resultó evidente sería por algo.

Lo que yo notaba era una desproporción, simplemente parecía que dado el tamaño del toro ahí debería haber habido algo más.

Luego el cuarto sangró por la punta de un pitón y mi vecino de asiento estuvo de acuerdo conmigo y leí a algún que otro tuitero condenarlo.

Entiendo yo que el afeitado está prohibido. Para que una prohibición funcione ha de estar establecido de antemano cómo se va a penar y perseguir, si no no funciona. Por ejemplo, por eso funciona el carné por puntos.

Si el afeitado está permitido de facto ¿por qué no se permite de verdad?

En Villalba el miércoles (día grande) multitud de familias y jóvenes disfrutaron del espectáculo en un día festivo. No vi a nadie traumatizado, nadie lloró de dolor, el flagrante delito cometido no causó que yo sepa daño alguno a cuántas personas allí se encontraban.

Lo único raro era la evidente contradicción entre la realidad y la normativa. Si la realidad carecía de problemas, ¿por qué no adaptamos la normativa?

PD: La foto que acompaña es de ese día y la he sacado de la página web de Iván Fandiño (es la única que hay). Mi torpeza es tal que no sé decir qué toro es ese. Dudo entre el segundo y el sexto. Si acaso fuera el sexto, aquellos signos evidentes no los veo en la foto. Pero dejo el post tal cual (por no callar).

EDITO: Dos fotos que he encontrado, de aplausos, de Julián López.




EDITO: He corregido una falta de ortografía, pero si no la habéis visto, no me voy a delatar yo misma (gracias Rosa).

sábado, 14 de julio de 2012

Hopper



Ayer fue la edición del concurso de relatos de la que yo era anfitriona por haber ganado la  anterior. El enunciado era el cuadro de arriba y la relación con éste podía ser cuan laxa se quisiera. Este es el relato que escribí yo:

La escultora

Ella se encuentra en otro sitio aunque él no sabe dónde. Él la lleva de la mano de una sala a otra. Ella mira los cuadros con interés. Él sabe que con ese mismo interés mira ella todas las mañanas el desayuno; sin poder recordar qué ha de hacer con él.

Se paran delante de un cuadro. Este en particular muestra una mujer rodeada de su equipaje. Entonces piensa él que la mujer del cuadro tampoco sabe si va o si viene. Aunque quizás se halle perdida en el mundo, las palabras escritas en ese trocito de papel que lee son para ella comprensibles. Mientras él piensa esto su mujer le tira suavemente de la manga. “¿Este cuadro es cuadrado o crees que es más bien rectangular?”. Para su mujer, que antaño fue escultora, las proporciones aún mantienen su significado.

martes, 10 de julio de 2012

La doctrina Parot


Resulta evidente que si el tribunal de Estrasburgo ha desautorizado la aplicación de la doctrina Parot Inés del Río no estaría fugándose sino, como mucho, yéndose de vacaciones.

lunes, 9 de julio de 2012

Novilleros


Viriato, el novillero corneado ayer en Las Ventas ha hablado. “Lo que más me duele es no haber triunfado”; “quiero volver a torear”. Esto es exactamente lo mismo que dicen todos siempre.

Supongo que piensan que eso es lo que queremos oír.

Foto: http://www.puertagrande.net/noticias2011.html

martes, 3 de julio de 2012

Palabras



Así que cuando Cora Tull me decía que yo no era una auténtica madre pensaba en cómo las palabras suben derechas en una fina línea rápida e inofensiva, y de qué modo terrible los hechos se quedan a ras de suelo, pegados a él de modo que al cabo de un rato las dos líneas estás tan separadas que una persona no las puede pisar a la vez; y que pecado y amor y miedo sólo son sonidos que las personas que nunca pecaron ni amaron ni tuvieron miedo usan para eso que nunca sintieron y no pueden sentir hasta que se olviden de las palabras. Como Cora que ni siquiera sabía cocinar.

Addie, "Mientras agonizo", Faulkner.

PD: ¿Me habéis echado de menos?